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PROYECTO APOYADO POR UNA AYUDA A EQUIPOS DE LA FUNDACIÓN BBVA

Una técnica de imagen médica puede acelerar la búsqueda de tratamientos contra la COVID-19

MÓNICA G. SALOMONE

Una de las técnicas de imagen médica más sensibles y específicas que existen, la Inmuno-Tomografía por Emisión de Positrones (Inmuno-PET), se emplea ya para acelerar el desarrollo de fármacos contra la COVID-19. Lo explica en dos artículos de revisión una de las pioneras de la aplicación de esta técnica en España, Francisca Mulero, jefa de la unidad de Imagen Molecular en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) e investigadora principal de un proyecto beneficiario de las Ayudas a Equipos de la Fundación BBVA 2019 en Biomedicina.

9 julio, 2020

Convocatoria 2019

Ayudas a Equipos de Investigación en Biomedicina

La PET es hoy día la técnica más sensible para visualizar en directo cambios fisiológicos en los tejidos y órganos, como actividad metabólica. Se basa en el uso de marcadores radioactivos que se inyectan en el paciente y emiten rayos gamma, una radiación que, convenientemente analizada, da una imagen tridimensional del órgano en estudio. La immuno-PET es una innovación reciente que logra combinar “la alta resolución y la capacidad cuantitativa del PET con la especificidad y selectividad de los anticuerpos monoclonales”, explica Mulero, que lleva más de cinco años investigando las ventajas de esta técnica en oncología.

El término anticuerpo empieza a formar parte del habla cotidiana. Los anticuerpos son proteínas que el organismo produce con una forma muy específica, que encaja con otra molécula determinada; pueden así reconocer y engancharse a proteínas de patógenos, y actuar como banderillas que alertan a las células que eliminan al invasor. En la inmunoPET, sin embargo, lo relevante no es esta función defensiva sino la alta especificidad de los anticuerpos, que hace posible usarlos como guía del marcador radioactivo.

Como explica Mulero, “nosotros usamos los anticuerpos para llevar de manera muy específica el marcador radioactivo exactamente donde queremos”.

Los anticuerpos son cuidadosamente diseñados por los investigadores para que encajen con moléculas que se sabe que participan en el proceso que se desea estudiar, y después se unen químicamente con el marcador radioactivo. El equipo de Mulero, junto con Miguel Ángel Morcillo, del CIEMAT e investigador principal de otro proyecto financiado en la convocatoria de Ayudas a Equipos de 2018, ha desarrollado la InmunoPET para el diagnóstico del cáncer cerebral más frecuente y agresivo, el glioblastoma multiforme.

El reto en la actual pandemia es redirigir lo aprendido con inmunoPET en oncología a la búsqueda de un tratamiento eficaz contra la COVID-19. En su artículo de revisión, ya aceptado en la revista Drug Discovery Today, y que Mulero firma con Morcillo y otros colaboradores británicos y estadounidenses, se explica cómo la InmunoPET puede servir desde para visualizar en alta resolución el daño causado por el coronavirus -por ejemplo la fibrosis pulmonar-, hasta para acelerar la búsqueda de fármacos contra la COVID-19.

Comprobar que los fármacos llegan a su diana 

“Las estrategias de ImmunoPET que emplean anticuerpos con marcadores radioactivos son útiles no solo para estudiar la actividad del coronavirus SARS-CoV2 y la respuesta inmune del paciente”, escriben los autores; “también permite evaluar si el fármaco [en ensayo] llega a su diana, su distribución en el organismo y su efecto terapéutico”.

Mulero destaca especialmente esta última aplicación: “En conjunto se está ensayando la eficacia de unos 200 fármacos ya conocidos contra la COVID-19”, dice Mulero; “con la immunoPET podemos asegurarnos de que los compuestos actúan efectivamente donde se desea, y su acción; es una manera de acelerar la investigación”.

Aunque más usada en oncología, la inmunoPET ya se ha aplicado con éxito a enfermedades infecciosas, causadas tanto por bacterias como por hongos o virus. En el caso de la COVID-19 lo primero es disponer de anticuerpos capaces de reconocer proteínas implicadas en la infección.

Mulero explica que varios grupos trabajan ya en el desarrollo de anticuerpos contra distintas partes del coronavirus, por ejemplo. Y también se cuenta con anticuerpos que reconocen moléculas implicadas en la llamada ‘tormenta de citoquinas’, una respuesta defensiva del organismo tan exagerada que puede resultar letal.

En una segunda revisión, aceptada en la revista Current Problems in Diagnostic Radiology, Mulero recuerda que la inmunoPET, aunque no se usa de manera extensa en neumonías, puede ser útil para detectar precozmente la inflamación -antes que en otras pruebas diagnósticas-, para cuantificar su gravedad y para alertar de la aparición de secuelas.

Diagnosticar y tratar, todo en uno 

El proyecto para el que ha recibido la ayuda de la Fundación BBVA se centra de nuevo en oncología, en concreto en el cáncer de pulmón metastásico que es la causa del 30% de muertes por cáncer, y su objetivo es estudiar la eficacia de otra aplicación más de la inmunoPET.

A la pareja química que forman el anticuerpo -que hace de guía- y el radiomarcador -que proporciona la imagen-, los investigadores añadirán otro compuesto radioactivo pero, esta vez, con actividad terapéutica. Es decir, se combinan en un mismo soporte radiomarcadores para visualizar con PET moléculas del tumor, y compuestos emisores de radiación que resultan letales para las células tumorales.

El resultado es un compuesto que logra, a la vez, diagnosticar y tratar el tumor, y que pertenece por tanto a la categoría de ‘fármacos teragnósticos’ -de utilidad terapéutica y diagnóstica-. “Se trata de hacer una especie de radioterapia interna, dentro del organismo, y dirigida muy específicamente adonde se desea”, dice Mulero.

Lo aplicarán a cáncer de pulmón de células no pequeñas, un tumor muy frecuente y con elevada mortalidad. El proyecto incluye la realización de un estudio preclínico de terapia.